Sveltana Zakharova, lleva suelta su larga melena, toquilla sobre los hombros, unas Ugg cortas y vaqueros ajustados. Agradece los mantecados de Toledo que le llevo para romper el frio, fuera estamos a bajo cero, mientras se levanta aprecio que mide 1.75 y es delgadísima, 45 kilos me dicen. La entrevista transcurre en el atrio del Bolshoi de Moscú. Ella prefiere hablar en ruso, que me traducen al inglés, con un tono dulce que salpica con algunas sonrisas. Hace un receso, en sus diez horas diarias de ensayo, para atendernos. La técnica perfecta que todos admiran no es gratis. Entre otras proezas, esta ucraniana que tenemos delante, interpretó Giselle con 17 años, algo inédito y es invitada en todos los teatros del mundo, Scala de Milán, Ópera de Paris o American Ballet Theatre. El próximo será el lunes 5 de diciembre en la Gala del Ballet Ruso en el Teatro Real de Madrid al que acude como primera bailarina del Teatro Bolshoi. Gracias a los buenos oficios de Audemars Piguet, de cuyos relojes y joyas es embajadora, hemos conseguido hacerle la única entrevista que ofrece a un medio español en el estreno de La Bella Durmiente en el recién renovado Bolshoi.
-Se formó en la escuela de San Petersburgo y desde el 2003 baila en el Bolshoi de Moscú. Ambas son rivales. Será muy interesante verles compartiendo escenario en el Teatro Real de Madrid. ¿Estamos ante una exhibición única?
Yo creo que sí, es algo único y muy bueno que podamos estar juntos compartiendo el mismo escenario y compitiendo entre nosotros. Es un reto para cada uno de los solistas que participaremos. Para mi es una suerte estar relacionada con estas dos escuelas porque son las mejores de Rusia y las más conocidas del mundo. Son escuelas que compiten y aunque somos distintos podemos trabajar juntos en la Gala.
-Para usted será su segunda experiencia en Madrid, ¿cómo somos los españoles?
El público español no es cálido es ardiente. Ya actúe en una ocasión en el Teatro Real de Madrid y recientemente en Barcelona. Vamos a intentar buscar las piezas más interesantes del ballet ruso. Tengo muchas ganas de repetir la experiencia porque quiero conquistar al público español. La respuesta del auditorio estará en función de cómo lo hagamos nosotros. De ahí que vamos a intentar dar el máximo de nosotros mismos
-La Zakharova es un caso inédito dentro del ballet. Está considerada la mejor del mundo. Con 17 años bailó Giselle y ya no ha parado. ¿De qué está hecha?
(risas) No lo sé, ya cuando era estudiante era invitada a interpretar pequeños papeles en algunos teatros. Era alguien que sobresalía y con 13 quería ser la mejor del mundo. Cuando me ofrecieron entrar a los 17 años en la escuela Mariinski de San Petersburgo a los seis meses me daban el papel de Giselle. Era un riesgo porque todas las estrellas del ballet anteriores han tenido un rodaje previo que yo no tenía, lo asumí y estoy muy contenta por ello porque era una suerte y pero también un riesgo. No fue fácil tomar la decisión, la tomé y tuve éxito.
-Cuando entra en el Bolshoi, los bailarines tienen ya cierta edad, ¿qué aporta su llegada?
Yo venía de una escuela completamente diferente y después de un tiempo, me di cuenta que estos bailarines mayores cogían mis ideas nuevas. Les gustaban mis secretos profesionales, mi escuela. Siempre he tenido una relación muy buena con la generación mayor. Mi preparadora Semenyaka por ejemplo, es una de las bailarines del Bolshoi más reconocida que terminó su carreta recientemente. Respeto la generación mayor porque son brillantes y distintos.
-A los tres meses de dar a luz a su hija Anna ya estaba encima del escenario. Esto también es un caso inédito.
Me pasé ocho meses de embarazo en el que no tenía ganas de ensayar, ni echaba de menos bailar, sólo quería sentirme como todas las mujeres, me sentí mujer, esposa y me mimaban. Pero al mes del parto, necesitaba bailar, me iba corriendo a los ensayos. Creo que mi generación es más atrevida, no tenemos prohibiciones y hemos demostrado que tener un hijo no es el fin de la carrera de bailarina.
-¿Decidirá su futuro en el ballet como su madre decidió el suyo? (Zakharova con diez años se fue interna a Kiev. Su madre decidió su destino pero ella con 13 años descubrió que era la mejor de clase y eso le hizo querer ser la mejor del mundo)
Mi hija tiene ahora nueves meses y de momento solo da saltos, pero no me importaría. Mi madre quiso que yo hiciera ballet porque a ella no la dejaron. Me apuntó a clases con 6 años. Tengo sensibilidad estética y desde que tuve claro que quería dedicarme al ballet, tuve muchas ganas de aprender todo lo que es importante para esta disciplina como la belleza, el estilo o la precisión. En el ballet todos tenemos un estilo único y mi madre me daba los mejores consejos, me protegía, era mi mejor apoyo. Mi primer preparador y mi madre siempre estarán en mi corazón pienso mucho en ellos. Y sí, me gustaría que mi hija fuera bailarina.
-¿Consiguió lo que quería con Zakharova SuperGame?
La idea era acercar el mundo del ballet a la gente joven, de ahí que unir ballet e informática fuera interesante. Era un trabajo nuevo y me interesaba atraer la atención de la juventud hacia este mundo. Es un ballet informático que me gustó como proyecto y su desarrollo. Creo que sí que cumplimos los objetivos porque se podían apreciar los movimientos, los gestos y la técnica del ballet. Quiero seguir buscando nuevos retos para nuevas etapas.
Sveltana, le he traído de España un par de preguntas de dos de nuestros mejores bailarines que han compartido escenario con usted (En realidad le llevaba también preguntas de Ángel Corella, María Rosa y Eva Yerbabuena, pero la falta de tiempo hizo imposible que pudiera contestármelas).
La primera pregunta es de José Carlos Martínez, actual director del Centro Nacional de Danza. ¿Te gustaría que algún coreógrafo contemporáneo explorara tus posibilidades y sacara de ti una forma de interpretar diferente a lo que estás acostumbrada?
Oh, Martínez ¡¡¡. Estoy muy contenta que José Carlos se acuerde de mí porque yo tengo un recuerdo maravilloso de cuando bailamos juntos La Bella Durmiente en la Ópera de París. Fue un gran placer porque es un gran bailarín y estuve muy cómoda. De acuerdo en que el Bolshoi bailamos sólo clásico pero ahora estoy buscando un nuevo camino en lo contemporáneo y cambiando mi repertorio con coreógrafos. Soy una bailarina clásica pero quiero evolucionar, descubrir nuevos campos. Ya he empezado a descubrir ese nuevo mundo de la danza contemporánea tan interesante pero tan diferente.
Pregunta de Igor Yebra;
Cuando yo bailé en ese teatro y toqué una de las barras de ejercicios, sentí algo especial, recordé todos los grandes bailarines que han pasado por allí y es como sentir su sudor, su esfuerzo..es algo muy especial. ¿Qué sensación te ha producido volver a un Bolshoi en el que todo es nuevo a estrenar, se sienten las vibraciones del antiguo escenario?
Igor (Sveltana pronuncia su nombre con una amplia sonrisa) fue mi partner en Giselle en Roma,guardo un magnífico recuerdo de Igor Yebra (está hablando en ruso pero pronuncia correctamente su nombre) Hace seis años que no pisaba este escenario. Cuando lo cerraron nos dijeron que serían dos años, pero el tiempo pasaba y nunca lo reabrían. Cuando entré para los ensayos, después de todo ese tiempo cerrado, reconozco que me emocioné y esperaba con miedo el momento de poner en pie ?La Bella Durmiente?. Han mejorado toda la parte técnica que estaba muy antigua y en mal estado pero el ambiente, la atmósfera del Bolshoi es la misma. Yo quiero vivir el escenario y en él puedo mostrar mi arte. Esta es mi casa y siento que eso no ha cambiado con la reforma.
(Gracias a los señores de Audermars Piguet, pudimos pisar el mismísimo escenario del Bolshoi, donde horas más tarde se estrenaría con la Zakharova, La Bella Durmiente. En la última foto, estoy posando con la periodista que la entrevistó, una vez que yo acabé. Tan solo fuímos dos medios suizos y Yo Dona, los que tuvimos esa oportunidad
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